Março 28 2019
Queridos mios:
Siento que me apetece hablar de comida. Quizá é porque estamos na Sicília e aqui existe hoje uma conexão profunda e de coração com as cosas que ponemos dentro de nuestro cuerpo. É uma conexão rara semejante nos Estados Unidos. Na Sicília não há contato de dónde proceden do queso, da harina, das salchichas, do aceite de oliva, da salsa de tomate, do nome do granjero, da história do ingrediente. A comida tem sentido.
Nos EUA, la comida se divide cada vez mais em facciones y sectas… comunidades exclusivas baseadas em lo que NO se come. La dieta que se sigue se ha hecho conceitual, baseado em ideias… este TIPO de comida é bom, este TIPO de comida é malo. Los ingredientes mismos estão padronizados e disponíveis casi todo o tempo em casi todas as partes, a conexão entre o produtor e o consumidor se ha roto.
Ayer fuimos a casa de una chica en el campo a aprender a hacer scacce, um tipo de pastel relleno parecido com uma empanada, muito específico de tudo. Visitamos o molino no que o trigo cultivado na zona lo muele a la piedra una mujer cuya familia manejado o molino a través de geraciones desde o tiempo en que su ruedas las empujaba exclusivamente no rio que discursar bajo la casa.
Simona, nuestra maestra de scacce, espantó a las gatos de la mesa, dispuso un par de tablas anchas de cortar y midió un pequeño monton de harina cruda type semolina para cada uno. Mientras trabajamos la masa con agua y aceite de oliva, nos contaba como aprendi de su abuela a sentir ya escuchar la masa y cómo cada vez que hace scacce se acuerda de ella, siente su espíritu. La comida le conecta con algo más grande. Sinta o contexto.
Cuando hemos amasado e dado forma a nuestras bolas de masa, se envuelven en toallas e literalmente “se llevan a la cama” en el dormitorio y se las tapa con mantas. Mientras suben, nosotros caminamos ladera abajo hasta la huerta para coger un poco de perejil, sacar una cebolla y algunos outros ingredientes. É um dia único brilhante entre os ovos e para que a cosa não seja muito idílica, Simona nos habla del trabajo brutal que cuesta crear y mantener una huerta… in Sicilia dicen, “el huerto te quiere muerto”.
De vuelta en la casa estendemos e cortamos em discos la masa ya subida, e os registramos apretándolos com um palo sacado de uma manga de escoba. Imitamos a conpeza da fluida técnica Simona e todos os finais de produção de todas as armas delgadas caslúcidas piezas de masa para hornearlas.
Hacemos três tipos diferentes de scacce. O primero é uma empanadilla com forma de mídia Luna rellena com una verdura local (regalo de un vecino) picada, cocida al vapor y luego mezclada com óleo de oliva y ajo (todo produzido na casa de Simona). O siguiente lo rellenamos com salsa de tomate embotada na casa da abundância do verão anterior, mezclado com orégano e queijo da região em dados. O último tipo de relleno era de ricota e salchicha ambos anteriores de granjas próximos, junto com a cebolla e o perejil de la huerta. Era evidente la calidad y el mimo puesto en todos os ingredientes. El productor conocía a sus clientes y los clientes conocía al productor. Como decía um famoso panadero Siciliano, “Se necesita una persona de calidad para hacer un producto de calidad”.
Cuando las scacce salieron del horno… simples empanadillas rellenas, nada… sucedeu algo muy especial… conexión… contexto… un darse cuenta compartido. A comida alimenta o veículo de um tipo de reconhecimento fundamental, um recuerdo da Unidad que habitamos y que nos habita.
Nos sentamos fora e nos comemos abaixo do sol. Foi o melhor dos almuerzos.
Com muito amor,
Wayne
Trata-se de um link com fotos e vídeos da experiência scacce.