29 de noviembre de 2020
Hola amores mios:
En 1987 conoció a Ramesh Balsekar. El ha sido, con mucho, el hombre más sabio y más lúcido que jamás conoció y al tratarle personalmente me di cuenta de que tenía problemas en su vida que no podía solucionar. En aquel momento esto me sorprendió. Supongo que porque había asumido que la vida después de la Iluminación no tendría ninguna dificultad. Claramente este no era el caso. Creo que observar esto en él, fue de vital importancia para mí para reconocer la profundidad de lo que llamamos Impotencia.
Reconocí que la Iluminación no lo había convertido en Superman. El no era de arrepentirse alguien capaz de manejar mejor las cosas. Por el contrario de lo que sí me di cuenta fue que a pesar de las inevitables tragedias e incertidumbres de la vida él estaba sobre todo en Paz. Sentía dolor pero no sufría. Cuando le pregunté al respecto me explicó que el dolor estaba en el momento, sin proyección hacia el pasado o el futuro (que es el sufrimiento).
Estoy agradecido de haber tenido la oportunidad de acercarme lo suficiente a Ramesh para ver todo esto por mí mismo. A través de su gracia se me desvaneció otra fantasía espiritual y me sentí profundamente aliviado.
Ojalá os encontréis ahora.
Con amor,
Wayne